La masacre del 2 de Octubre de 1968


Julio César Figueroa


40 años han pasado ya de la masacre del 2 de Octubre de 1968, miles de estudiantes salieron esa tarde a un mitin en la plaza de las tres culturas, también llamada plaza de Tlatelolco, para reivindicar sus peticiones, sus anhelos, sus convicciones, cerca de las seis de la tarde, con el mitin a punto de terminar, un helicóptero sobrevoló la plaza, del cual se dispararon bengalas, presumiblemente como señal para que los francotiradores del Batallón Olimpia paramilitares apostados en el edificio "Chihuahua" abrieran fuego en contra de los manifestantes, también los soldados rodeando la plaza comenzaron a disparar sus fusiles reglamentarios, sus carabinas M1 en contra de los manifestantes, iban en sus tanquetas cargadas también de ametralladoras, había comenzado la masacre, el genocidio de lesa humanidad.
Muchos manifestantes que lograron escapar del tiroteo se escondieron en algunos departamentos de los edificios aledaños, pero esto no detuvo a los soldados, que sin orden judicial ni un tipo de permiso, irrumpieron en cada uno de los departamentos de todos los edificios que conforman la Unidad Tlatelolco, para capturar a los manifestantes, testigos de los hechos aseguran que los cuerpos fueron sacados en camiones de basura.
El gobierno mexicano en aquel entonces, dijo que los muertos fueron sólo 20, pero se estima que fueron cientos, no se sabe la cifra exacta de muertes.
La explicación oficial del incidente fue que provocadores armados, ubicados en los edificios que rodeaban la plaza, iniciaron el tiroteo, y las fuerzas de seguridad respondieron en defensa propia.
La arrogancia y el desprecio de los gobernantes se hizo palpable, el mismo Díaz Ordaz se inculpó de estos actos de barbarie, con colaboración del estado mayor presidencial, de sus colaboradores, de los gringos, de grupos paramilitares, de toda la fuerza del Estado con la que contaba reprimió la ilusión de cambio, de los anhelos de democracia, de libertad.
Tras un movimiento amplio de estudiantes que en pocos meses comenzaron a organizar la rebeldía, originada por el descontento social que imperaba en el país y en el mundo, por otro mundo, por el otro México, el profundo, el que está ahí, el olvidado, los estudiantes enarbolaron la bandera de los oprimidos, de los acallados, hicieron que su voz, que es la voz de la libertad, la justicia y la democracia se escuchará, le recordó al gobierno de las injusticias, de la falta de democracia, de servir al pueblo, no servirse de él.
El gobierno vio en este movimiento estudiantil, la amenaza a los intereses de los grandes imperialistas, a los que sirve y mantiene fidelidad, a los capitalistas, tanto nacionales como extranjeros, los que roban los recursos naturales a sus propietarios originarios, al pueblo, los que contaminan a gran escala, que explotan al obrero, y que cortaron la libertad y el deseo de transformación de estos estudiantes.
Por que este mundo está gobernado por un sistema económico desigual que mantiene el hambre, la injusticia e inequidad en este mundo, inhumanamente actúan estos, yo diría, pero que contradicción son humanos, son como nosotros, pero no les importa, lo que les importa es el dinero, la ganancia, están metidos en el rollo financiero, y su ansía es chupar y chupar más ganancia, a costa de todo, y si hay un grupo inconforme a esta injusticia que provoca el genocidio a nivel mundial, que provoca la muerte por hambre, si, por hambre y por sed, porque la gente no tiene, mientras que ellos tienen de sobra, pero no les interesa, no, definitivamente no, si así fuese, estarían a favor del cambio de estructuras económicas, políticas, sociales y culturales, que el mismo movimiento estudiantil reivindicaba, pero no, no está así la cosa, los dueños del dinero, los grandes capitalistas no les conviene y si no te encarrilas al tren de la libertad de mercado, de esa libertad que hablan ellos, y si no tienes dinero, pues ni modo, trabaja para mí, para que sirvas de algo, en mis modernos casones de explotación y sufrimiento.
Que contradicción y que cinismo, diez días después de la masacre, haber nombrado a la olimpiada del México 68 como la “ Olimpiada de la paz”.
Pero esto no ha terminado, las injusticias siguen, las masacres de inocentes por el hambre, el despilfarro de recursos de los grandes imperialistas, con los yanquis como cabecilla de está incongruencia, por que dicen que hacen, que quieren la libertad en el mundo, que esté libre de terror, y son ellos mismos quienes provocan este miedo, este terror, que irónico, que cínico escuchar a los politiqueros y a los grandes imperialistas hablar de la lucha por la tranquilidad de los habitantes. Si ellos mismos están reproduciendo y provocando el hambre, la inequidad social y la inseguridad, ellos mismos provocan las guerras, el terrorismo, por eso les digo que no crean a los gobernantes, fieles al imperialismo, por que a él se deben, y les pregunto a los imperialistas y a sus achichincles: ¿y la justicia para todos y todas?, quien dijo que la justicia sólo era para unos cuantos, creo que estos explotadores del mundo no quieren saber y no les interesa sensibilizarse con el otro, con el prójimo a fin de cuentas.