Jesús Fabio Ceballos Loya[1]
De acuerdo, de la palabra al hecho hay mucho trecho, el lucir y escribir en placas “AUTÓNOMA” no significa que así lo sea en la realidad.
UACJ, son las siglas de la Universidad “AUTÓNOMA” (nótese el resaltado) de Ciudad Juárez. Con ocho letras es posible referirte al hecho en el cual hay un desenvolvimiento libre de prescripciones y determinaciones. La universidad cuenta con AUTONOMÍA, es decir se rige mediante normas y órganos de gobierno propios.
Una situación existencial concreta
Esa vistosa “A”, que como ya se escribió es de “AUTÓNOMA”, le otorga nada más y nada menos la posibilidad a nuestra universidad de organizarse de la forma que ella misma decida. Para todo esto la UACJ cuenta con un consejo universitario, el cual es un organismo que dictara las disposiciones generales para el buen funcionamiento de la universidad, en otras palabras es ahí donde se organiza la vida de la totalidad de la escuela. De la misma, forma en cada instituto funciona un consejo técnico, que actúa como primera autoridad del instituto y es organismo consultor y asesor del Consejo Académico y en su caso, del Universitario; además, evalúa y vigila el funcionamiento académico del instituto.
Sin tantas vueltas, lo anterior quiere dar a entender que las y los estudiantes de la UACJ tienen la posibilidad de participar en las decisiones que se toman en los consejos tanto universitario como técnico. Existe un consejero alumn@ universitario, un consejero técnico alumn@ por cada programa educativo y sus respectivos suplentes, ellas o ellos según sea el caso nos representan como alumn@s.
Cada año en el mes de noviembre se hacen “votaciones” para elegir “democráticamente” a las o los consejeros universitarios y las o los consejeros técnicos. Ya elegidos tienen el cargo por un año y son participes de una junta mensual.
Pasemos a la faramalla;
El peor autoritarismo, es el que se disfraza de democrático. Engaño, manipulación y desinformación es lo que abunda por los pasillos, aulas, jardines, etc. de la UACJ.
Es aquí cuando el autor de estas líneas pasa a ser sujeto de una experiencia propia.
Noviembre del año pasado (2007), se llevaron a cabo las elecciones por las cuales mi compañero Julio Figueroa y el responsable de estas palabras salimos electos como consejeros técnicos por la carrera de educación.
Las elecciones
Empecemos por la difusión que se hace de la convocatoria, hojas tamaño oficio cargadas de pequeñas letras son pegadas en algunos edificios, el tiempo que dura la convocatoria es inmensamente poco, comparado con el tiempo y espacio otorgado a señorita ICSA.
Cerrada la convocatoria se realizan las elecciones, ¿qué significa elección?, es la acción de preferir a alguien para un fin, o un cargo en este caso, además el elegir da a entender que hay opciones, si voy a votar esta la posibilidad de aquel o este. Los candidatos únicos dominan las “elecciones” nos amolamos solo hay una opción. En el caso de nuestra elección habíamos dos planillas a la cual le ganamos por una mínima diferencia de votos.
Va quedando claro.
En el consejo técnico
Por medio de la coordinación se nos hace llegar una carta que nos informa de la reunión de consejo, asistimos.
Desfile de autoridades, los infaltables saludos, comienza la reunión; gran protocolo burocrático, los altos mandos ocupan los principales asientos desde donde dejaran oír su voz, uno como estudiante puede tener la certeza de sentarse junto a su coordinador de carrera o algún profesor. Pase de lista, silencio por favor (eso lo digo yo), ¡Presente! (también lo digo yo).
Comienza otra lectura, señor director adelante, “en el acta de la sesión anterior quedo, que esto, esto, esto, esto y esto así será, si no hay algún diferendo se aprueba”. Mi yo suprimido solo alcanza a pensar un ¡chin, no entendí!
Lo que sigue, correspondencia recibida, la misma voz, “Solicitud para apertura del diplomado tal cual, solicitud para curso cual tal, propuesta para aquello, una petición, oficio para el alumno fulanito, etc.” Otra vez mi ¡chin!
Por último, asuntos generales, “allá quiere hablar el profesor”, -se le invita cordialmente a la cátedra de…- “pasen para acá el micrófono”, -quiero hacerles la atenta invitación a la conferencia de zutanito-, “díganos su asunto”, -se develara un mural por si gustan acompañarnos-.
Termina, nos levantamos y si hablaran nuestros gestos dirían, ¿¡qué paso, como estuvo!?
Conclusiones
La universidad no se encuentra aislada de la sociedad, es parte del todo, por lo cual tiene que responder a las exigencias que se le dictan de instituciones que regulan este modo de vida. Por lo tanto el estudiantado es acallado, no cuenta con voz, no puede decidir, no se le permite su involucramiento en asuntos que le conciernen como podría ser el alto costo de las inscripciones.
¿Cuál es el papel de los consejos universitarios y técnicos?, nada mas y nada menos que el aparentar democracia. Las decisiones son tomadas por las autoridades, que a su vez responde a los dictámenes de instancias de gobierno maniatadas por la economía neoliberal.
Bueno sin tanto rollo, los espacios otorgados para la participación estudiantil son como pequeños cuartos aislados, diseñados para cooptarte y hacerte creer que en las universidades “AUTÓNOMAS” todas y todos decidimos el rumbo de la escuela, ¡gran mentira!
Por parte de directores, jefes, coordinadores, etc., no existe el interés por que las y los estudiantes tomemos voz y participemos de lo que nos repercute, de la autoridad jamás vendrá la invitación a que nos demos cuenta de la situación, a menos que este de por medio intereses que busquen seguir teniendo todo como esta, esa es la realidad, le pese a quien le pese.
Definamos la “A”
Para otorgarle una más cercana definición apegada a la correspondencia con lo que es, UACJ podría llamarse:
Universidad AUTÓMATA de Ciudad Juárez
Hay se buscan el significado de autómata, si es que no lo saben.
Capitalismo académico
Patrick Cunningham[2]
La universidad publica neoliberal es una “fábrica” privatizada, flexibilizada y globalizada, para la producción y difusión del conocimiento en la forma más intensiva y competitiva posible y directamente ligado a los intereses y exigencias del neo-capitalismo corporativo global.
Este proceso, también conocido como “capitalismo académico” o “postfordismo académico”, ha causado la creciente flexibilización del trabajo en la universidad, resultando en la sustitución paulatina de los trabajos a tiempo completo y seguros, creados durante el auge de la universidad pública y de la escolarización masiva durante la época keynesiana, con trabajos parciales, flexibilizados y sobretodo inseguros, o sea “precarios”.
Esta precarización es la combinación de la flexibilización y la desregulación del trabajo con el fin de producir trabajadores los más baratos posibles, también en las esferas del trabajo altamente cualificado de la universidad.
Sin embargo, el problema no es tanto la flexibilización en si, sino la perdida de control de ese reclamo por parte de la clase trabajadora y sus sindicatos, dejando vía libre al capitalismo postfordista a explotar los deseos de flexibilización y movilidad de varios sectores de la clase para dividir a esta última e imponer un nuevo régimen de trabajo.
[1] Alumno de la carrera de educación y consejero técnico por ICSA
[2] Colaborador de la revista Ala Siniestra, docente por la UAM-Xochimilco