Lucha de clases en el consultorio médico

Tomás Efrén Holguín Mendoza[1]


“La producción de libertad y democracia y la producción de salud son en realidad la misma cosa”.
Vicente Navarro. La medicina bajo el capitalismo.

El consultorio médico es otro lugar mas donde se expresa la lucha de clases; allí donde debería reinar la imparcialidad, la neutralidad, la ética médica, el humanismo, el juramento de Hipócrates, es otro lugar mas donde se reflejan los valores de juicio clasistas y el dominio ideológico como preámbulo teórico de la conducta (práctica) médica.
Todos los intentos que surjan por transformar la práctica médica, las concepciones de salud y la relación médico-paciente por una de carácter biopsicosocial, humanista, igualitaria y solidaria, se esfumaran como un intento vano y fracasaran, o servirán únicamente como justificación retórica del dominio ideológico mientras no se transforme el trasfondo socioeconómico de la sociedad actual, que es un desequilibrio en el control y distribución de la riqueza social y de sus medios de producción, unos pocos ricos dueños de empresas, transportes, servicios, etc. y muchos pobres dueños de casi nada, mas que de su capacidad de trabajar, con diferentes oportunidades de desarrollo y participación económica, social y política para cada uno de estos dos grupos (clases) muy divergentes.
Las personas enfermas no son atendidas de acuerdo a la enfermedad que padecen, sino con respecto a su valor en el mercado laboral. Esto se aplica y es realidad desde el nivel de la relación concreta médico-paciente del consultorio como a un nivel sistémico, donde el Estado dominado por la burguesía local instaura las políticas con relación a salud (ej. la nueva ley del ISSSTE). Existen hospitales para pobres, clase media y ricos, según la capacidad de estos de crear riqueza por medio de su valor como mercancía (fuerza de trabajo) o por el hecho de controlar los medios de producción (propiedad privada). Por lo tanto, como reflejo de esto, tenemos los consultorios simi, las clínicas del sector salud, los IMSS, ISSSTE, los poliplaza, los centro médico de especialidades, los Star Médica y Ángeles, uno según la clase social; en vez de un sistema de salud único universal solidario-igualitario, donde no se considere la salud y la atención médica como otras mercancías más susceptibles de ser compradas y vendidas para generar plusvalía, piedra angular de todos los problemas del sector salud que llevan a una degeneración de la atención médica desde la prevención hasta la rehabilitación y la convalecencia.
Por lo general, en la relación médico-paciente durante la consulta, ambos sujetos tienen cierto grado de consciencia, conocimiento o intuición de pertenecer a una determinada condición socioeconómica, entendida esta a groso modo como pobre o rico, o más o menos (clase media) y que en sí refleja una relación de clase. El médico ha gozado del privilegio que pocos tienen en la actualidad de estudiar una carrera profesional, privilegio del que disfrutan las clases medias hacia arriba, lo que les concede un mayor valor como mano de obra especializada, aun mas si estos médicos obtienen una especialidad, un cribado mas de selección de mano de obra especializada. Con esto el médico se coloca en un plano socioeconómico de superioridad, mayores ingresos, mayor riqueza y mayor capacidad de convertirse en empresario (dueño de hospitales, de laboratorios, etc.…), un pequeño burgués. Así, se empapa de nociones de clase (o en concreto, de consciencia de clase) reflejo de su ideología, situación, y realidad socioeconómica que lo llevan a tener ciertas creencias e intereses de clase, y a defenderlos. Esto se manifiesta en los juicios que el médico hace de sus pacientes como reemplazables o no (quién hoy no cree que un operador de maquiladora es fácilmente reemplazable por otro, a menos que quien lo quiera creer sea operador de maquila), calidad de trato que les da e interés por los mismos. Y el paciente puede igual ser rico o pobre, burgués o proletario, o mas o menos (clase media), pero en su basta mayoría será pobre, será un jornalero asalariado (fuerza de trabajo) ya sea del sector publico o privado, porque en este mundo son muchos mas los que no son dueños de sus medios de trabajo (producción) que los que si controlan dichos medios de producción a través de la propiedad privada, y que estos ultimos hasta controlan a las propias fuerzas de trabajo (productivas) (por mecanismos ideológicos, psicológicos, culturales o de uso de la fuerza fisica (policías, ejército).
El conflicto se genera en el hecho de que el trabajador nunca sabe hasta cuándo seguirá siendo útil para la empresa que labora, hasta cuándo le cubrirá el servicio médico, ¿será de por vida? o por un tiempo definido (el tiempo en el que trabaje). El trabajador intuye o sabe que en la vida no hay nada asegurado, porque no es dueño de nada, (factor importante que genera frustración, ansiedad, angustia y trastornos psicosomáticos) y que día a día se sortea una lucha por adaptarse y ser competente para poder sobrevivir, vivir bien o vivir mejor, “para salir adelante”; unos lo logran, otros fracasan, unos mueren en el intento, y otros se rebelan ante tales situaciones y exigen justicia social; esta inseguridad del bienestar personal y social lleva al paciente trabajador a la agresividad contra esas supuestas instituciones sociales que deberían garantizarle ese bienestar, primero en el lugar que trabaja (paros, huelgas, o lo mas típico y común que ocurre en estos lugares de explotación, que es la apatía laboral, y que se refleja en la frase que expresa el trabajador: “hacen como que me pagan, yo hago como que trabajo”) y luego frecuentemente en las instituciones publicas y sus servidores públicos, y entre ellos los médicos. Este conflicto continúa al luchar contra la marginación legalizada que padece para obtener la atención médica: eres derechohabiente o no, pensionado o no, tienes dinero para pagar al médico o no lo tienes; luego contra todo un proceso de burocratización, contra la falta de recursos como fármacos, equipo médico, terapias (hay terapias que algunos pacientes no tienen la posibilidad económica de solventar y que algunos médicos y/o hospitales ofertan para otros pacientes que si pueden cubrir el costo económico, ¿por qué esto? porque en la mentalidad del médico, tal y como se lo han enseñado, como a todos, todo es un negocio, un intercambio de mercancías, la obtienes si puedes pagarla, sino no; nos han enseñado a respetar la propiedad privada –de los medios de producción-, lo cual quiere decir, a respetar un modo de producción y reproducción basado en la explotación del hombre por el hombre, bien dijo Marx.
Este análisis no hay que absolutizarlo a pesar de ser una realidad frecuente, porque existen también médicos con consciencia de clase que dan su apoyo a sus semejantes luchando por otros enfoques de la salud y la medicina, mas social y solidaria, que lucharon en los años previos (60’s-70’s, en el caso de México) por esto y porque los propios médicos pudieran gozar de garantías laborales (lucha que se dio por efecto de la proletarización que el modo de producción capitalista produce y que también abarca a los médicos). Pero también hay que tener en cuenta que la salud en una sociedad posee un papel económico, por lo que una falta de consciencia de la praxis médica, y de sus implicaciones extramédicas, sociales, económicas y políticas, nos podrían estar conduciendo ha producir, por asi decirlo, iatrogenias sociales por el simple hecho de aceptar el status quo de las cosas y nuestra realidad, y con ello estar legitimando al sistema.[2] (1)En este contexto de relaciones de clase actual del capitalismo, donde la explotación del hombre por el hombre es una realidad, y donde una clase social mantiene el control, dominio y hegemonía en lo económico, político, social, ideológico y cultural sobre otra clase social, la salud y atención médica seguirán siendo discriminatorias y desiguales –los mejores recursos técnico-médicos en unas cuantas grandes ciudades, y amplias zonas o regiones del país con escasos recursos
[1] Pasante de medicina de la UACJ
[2] La ideología y la organización de la medicina se basan y refuerzan la reproducción de las relaciones de clase de nuestra sociedad, fortaleciendo así el sistema capitalista. En tal sentido, la ideología de dicho sistema, garantizada por la naturaleza de la intervención estatal, se halla incorporada en la medicina y en las instituciones médicas en sí. Efectivamente, el Estado (brazos ejecutivo y legislativo, la burocracia administrativa, la judicatura, el ejército y la policía) dirige y se ocupa de la mayoría de las esferas de la vida política, social y económica, y la influencia ideológica del aparato estatal trasciende ampliamente del sector que solemos denominar público. Y la medicina forma parte de éste, sin importar que, desde el punto de vista legal, las instituciones sean privadas o publicas.

Tomás Efrén Holguín Mendoza[1]

“La producción de libertad y democracia y la producción de salud son en realidad la misma cosa”.
Vicente Navarro. La medicina bajo el capitalismo.

El consultorio médico es otro lugar mas donde se expresa la lucha de clases; allí donde debería reinar la imparcialidad, la neutralidad, la ética médica, el humanismo, el juramento de Hipócrates, es otro lugar mas donde se reflejan los valores de juicio clasistas y el dominio ideológico como preámbulo teórico de la conducta (práctica) médica.
Todos los intentos que surjan por transformar la práctica médica, las concepciones de salud y la relación médico-paciente por una de carácter biopsicosocial, humanista, igualitaria y solidaria, se esfumaran como un intento vano y fracasaran, o servirán únicamente como justificación retórica del dominio ideológico mientras no se transforme el trasfondo socioeconómico de la sociedad actual, que es un desequilibrio en el control y distribución de la riqueza social y de sus medios de producción, unos pocos ricos dueños de empresas, transportes, servicios, etc. y muchos pobres dueños de casi nada, mas que de su capacidad de trabajar, con diferentes oportunidades de desarrollo y participación económica, social y política para cada uno de estos dos grupos (clases) muy divergentes.
Las personas enfermas no son atendidas de acuerdo a la enfermedad que padecen, sino con respecto a su valor en el mercado laboral. Esto se aplica y es realidad desde el nivel de la relación concreta médico-paciente del consultorio como a un nivel sistémico, donde el Estado dominado por la burguesía local instaura las políticas con relación a salud (ej. la nueva ley del ISSSTE). Existen hospitales para pobres, clase media y ricos, según la capacidad de estos de crear riqueza por medio de su valor como mercancía (fuerza de trabajo) o por el hecho de controlar los medios de producción (propiedad privada). Por lo tanto, como reflejo de esto, tenemos los consultorios simi, las clínicas del sector salud, los IMSS, ISSSTE, los poliplaza, los centro médico de especialidades, los Star Médica y Ángeles, uno según la clase social; en vez de un sistema de salud único universal solidario-igualitario, donde no se considere la salud y la atención médica como otras mercancías más susceptibles de ser compradas y vendidas para generar plusvalía, piedra angular de todos los problemas del sector salud que llevan a una degeneración de la atención médica desde la prevención hasta la rehabilitación y la convalecencia.
Por lo general, en la relación médico-paciente durante la consulta, ambos sujetos tienen cierto grado de consciencia, conocimiento o intuición de pertenecer a una determinada condición socioeconómica, entendida esta a groso modo como pobre o rico, o más o menos (clase media) y que en sí refleja una relación de clase. El médico ha gozado del privilegio que pocos tienen en la actualidad de estudiar una carrera profesional, privilegio del que disfrutan las clases medias hacia arriba, lo que les concede un mayor valor como mano de obra especializada, aun mas si estos médicos obtienen una especialidad, un cribado mas de selección de mano de obra especializada. Con esto el médico se coloca en un plano socioeconómico de superioridad, mayores ingresos, mayor riqueza y mayor capacidad de convertirse en empresario (dueño de hospitales, de laboratorios, etc.…), un pequeño burgués. Así, se empapa de nociones de clase (o en concreto, de consciencia de clase) reflejo de su ideología, situación, y realidad socioeconómica que lo llevan a tener ciertas creencias e intereses de clase, y a defenderlos. Esto se manifiesta en los juicios que el médico hace de sus pacientes como reemplazables o no (quién hoy no cree que un operador de maquiladora es fácilmente reemplazable por otro, a menos que quien lo quiera creer sea operador de maquila), calidad de trato que les da e interés por los mismos. Y el paciente puede igual ser rico o pobre, burgués o proletario, o mas o menos (clase media), pero en su basta mayoría será pobre, será un jornalero asalariado (fuerza de trabajo) ya sea del sector publico o privado, porque en este mundo son muchos mas los que no son dueños de sus medios de trabajo (producción) que los que si controlan dichos medios de producción a través de la propiedad privada, y que estos ultimos hasta controlan a las propias fuerzas de trabajo (productivas) (por mecanismos ideológicos, psicológicos, culturales o de uso de la fuerza fisica (policías, ejército).
El conflicto se genera en el hecho de que el trabajador nunca sabe hasta cuándo seguirá siendo útil para la empresa que labora, hasta cuándo le cubrirá el servicio médico, ¿será de por vida? o por un tiempo definido (el tiempo en el que trabaje). El trabajador intuye o sabe que en la vida no hay nada asegurado, porque no es dueño de nada, (factor importante que genera frustración, ansiedad, angustia y trastornos psicosomáticos) y que día a día se sortea una lucha por adaptarse y ser competente para poder sobrevivir, vivir bien o vivir mejor, “para salir adelante”; unos lo logran, otros fracasan, unos mueren en el intento, y otros se rebelan ante tales situaciones y exigen justicia social; esta inseguridad del bienestar personal y social lleva al paciente trabajador a la agresividad contra esas supuestas instituciones sociales que deberían garantizarle ese bienestar, primero en el lugar que trabaja (paros, huelgas, o lo mas típico y común que ocurre en estos lugares de explotación, que es la apatía laboral, y que se refleja en la frase que expresa el trabajador: “hacen como que me pagan, yo hago como que trabajo”) y luego frecuentemente en las instituciones publicas y sus servidores públicos, y entre ellos los médicos. Este conflicto continúa al luchar contra la marginación legalizada que padece para obtener la atención médica: eres derechohabiente o no, pensionado o no, tienes dinero para pagar al médico o no lo tienes; luego contra todo un proceso de burocratización, contra la falta de recursos como fármacos, equipo médico, terapias (hay terapias que algunos pacientes no tienen la posibilidad económica de solventar y que algunos médicos y/o hospitales ofertan para otros pacientes que si pueden cubrir el costo económico, ¿por qué esto? porque en la mentalidad del médico, tal y como se lo han enseñado, como a todos, todo es un negocio, un intercambio de mercancías, la obtienes si puedes pagarla, sino no; nos han enseñado a respetar la propiedad privada –de los medios de producción-, lo cual quiere decir, a respetar un modo de producción y reproducción basado en la explotación del hombre por el hombre, bien dijo Marx.
Este análisis no hay que absolutizarlo a pesar de ser una realidad frecuente, porque existen también médicos con consciencia de clase que dan su apoyo a sus semejantes luchando por otros enfoques de la salud y la medicina, mas social y solidaria, que lucharon en los años previos (60’s-70’s, en el caso de México) por esto y porque los propios médicos pudieran gozar de garantías laborales (lucha que se dio por efecto de la proletarización que el modo de producción capitalista produce y que también abarca a los médicos). Pero también hay que tener en cuenta que la salud en una sociedad posee un papel económico, por lo que una falta de consciencia de la praxis médica, y de sus implicaciones extramédicas, sociales, económicas y políticas, nos podrían estar conduciendo ha producir, por asi decirlo, iatrogenias sociales por el simple hecho de aceptar el status quo de las cosas y nuestra realidad, y con ello estar legitimando al sistema.[2] (1)En este contexto de relaciones de clase actual del capitalismo, donde la explotación del hombre por el hombre es una realidad, y donde una clase social mantiene el control, dominio y hegemonía en lo económico, político, social, ideológico y cultural sobre otra clase social, la salud y atención médica seguirán siendo discriminatorias y desiguales –los mejores recursos técnico-médicos en unas cuantas grandes ciudades, y amplias zonas o regiones del país con escasos recursos
[1] Pasante de medicina de la UACJ
[2] La ideología y la organización de la medicina se basan y refuerzan la reproducción de las relaciones de clase de nuestra sociedad, fortaleciendo así el sistema capitalista. En tal sentido, la ideología de dicho sistema, garantizada por la naturaleza de la intervención estatal, se halla incorporada en la medicina y en las instituciones médicas en sí. Efectivamente, el Estado (brazos ejecutivo y legislativo, la burocracia administrativa, la judicatura, el ejército y la policía) dirige y se ocupa de la mayoría de las esferas de la vida política, social y económica, y la influencia ideológica del aparato estatal trasciende ampliamente del sector que solemos denominar público. Y la medicina forma parte de éste, sin importar que, desde el punto de vista legal, las instituciones sean privadas o publicas.